Otitis en Gatos: Qué Debes Saber y Cómo Tratarla

Otitis en Gatos: Qué Debes Saber y Cómo Tratarla

Por Ana Fernandez
01 octubre, 2025
5 min de lectura

¿Qué es la otitis en gatos?

La otitis es la inflamación del epitelio que recubre el conducto auditivo del gato, pudiendo afectar también al pabellón auricular (la oreja externa).

En palabras simples, se trata de una infección o irritación del oído que puede deberse a diversos factores (parásitos, bacterias, hongos, etc.) y que provoca molestias significativas en el animal, incluso puede provocar problemas graves como pérdida de audición o del equilibrio.

Existen diferentes tipos de otitis felina, según la profundidad del oído afectada:

  • Otitis externa: inflamación del oído externo (afecta el canal auditivo hasta el tímpano, incluyendo la oreja). Es la forma más común y, por lo general, la menos grave. Suele permanecer limitada a la parte externa del oído.

  • Otitis media: afecta al oído medio (la zona detrás del tímpano, donde está la bulla timpánica). Suele ocurrir cuando una otitis externa no se trata adecuadamente y la infección se extiende. Puede comprometer la audición y el equilibrio.

  • Otitis interna: afecta al oído interno, donde se ubican los órganos del oído interno responsables de la audición y el equilibrio. Es la más seria y difícil de tratar, generalmente resultante de una otitis media grave o crónica no atendida. Los gatos con otitis interna pueden mostrar síntomas neurológicos (como inclinación de la cabeza o pérdida severa del equilibrio).

Las otitis también pueden clasificarse, por su duración, en agudas (de aparición repentina y corta duración) o crónicas (persistentes o recurrentes en el tiempo).

Una otitis aguda mal curada puede volverse crónica, lo que hace más difícil su tratamiento y puede causar daños permanentes.

Identificar y tratar a tiempo la otitis en gatos es fundamental para evitar complicaciones mayores.

Para conocer más de la salud de tu gato también puedes leer el artículo Enfermedades de Gatos que Debes Conocer en el blog de Cacttus.

Causas de la otitis en gatos

La otitis en gatos puede tener múltiples causas. Algunas de ellas son propias de los felinos, mientras que otras son factores ambientales o de salud general que predisponen a la infección.

Entre las causas más comunes de otitis felina se incluyen:

Ácaros del oído (Otodectes cynotis)

Son la causa más frecuente de otitis en gatos, especialmente en gatos jóvenes. Estudios realizados por médicos veterinarios de la Universidad Santo Tomás de Chile, indican que estos diminutos parásitos son responsables de aproximadamente el 85% de los casos de otitis externa felina.

Los ácaros del oído se transmiten por contacto directo con animales infestados (por ejemplo, otro gato con ácaros) y provocan intensa picazón e inflamación en el canal auditivo.

Su presencia suele detectarse por un típico residuo oscuro o marrón en el oído del gato, parecido a posos de café.

Puedes leer el artículo Ácaros en Gatos: Todo lo que Debes Saber en el blog de Cacttus.

Infecciones bacterianas y fúngicas

Las bacterias (como Staphylococcus, Proteus, Pasteurella, etc.) y levaduras u hongos (como Malassezia) pueden causar otitis, a menudo como infecciones secundarias.

Un ambiente cálido y húmedo en el canal auditivo favorece su crecimiento. Por ejemplo, bañar al gato y no secarle bien las orejas puede propiciar una proliferación de hongos o bacterias que desencadene otitis.

También el uso de limpiadores de oídos inadecuados o irritantes, o microtraumas por rascado excesivo, pueden abrir la puerta a estas infecciones oportunistas.

Parásitos externos y otros ácaros

Además de Otodectes, otros parásitos pueden afectar los oídos, aunque con menor frecuencia.

Por ejemplo, Demodex (ácaros de la demodicosis) o Sarcoptes (causante de sarna) pueden involucrar la zona de las orejas.

Estas infestaciones parasitarias en la piel del gato pueden extenderse al pabellón auricular y provocar inflamación y picor que derive en otitis.

Alergias (dermatitis atópica o alergias alimentarias)

Las alergias desempeñan un papel importante en la otitis felina. Un gato alérgico (a alérgenos ambientales como el polvo, el polen, picaduras de pulgas, o incluso a ciertos alimentos) puede manifestar inflamación en la piel y oídos.

Las alergias causan enrojecimiento y picazón en el conducto auditivo, y favorecen las infecciones secundarias porque alteran la barrera cutánea normal.

Si tu gato sufre de dermatitis o alergia, es más propenso a episodios recurrentes de otitis.

Cuerpos extraños o traumatismos

Los gatos exploradores que salen al exterior pueden introducirse accidentalmente objetos pequeños en el oído, como espigas, semillas, hojas o tierra.

Estos cuerpos extraños irritan o dañan el canal auditivo y pueden desencadenar inflamación y una infección subsiguiente.

Asimismo, un traumatismo (golpe) en la oreja o un rascado muy agresivo pueden lesionar la piel del conducto y facilitar una otitis.

Pólipos, tumores u obstrucciones del canal auditivo

El crecimiento de pólipos (tejido inflamatorio) o de tumores en el oído medio o canal auditivo puede provocar otitis crónicas al obstruir la ventilación y limpieza normal del oído.

Por ejemplo, existen pólipos nasofaríngeos que afectan a gatos jóvenes, y tumores como carcinomas en la zona de la oreja (más comunes en gatos mayores de pelo blanco) que pueden manifestarse inicialmente con signos de otitis.

Estas condiciones requieren atención veterinaria especial, pues la infección no se resolverá hasta tratar la causa subyacente.

Factores inmunológicos y ambientales

Un sistema inmune debilitado o enfermedades concurrentes (inmunosupresión, enfermedades endocrinas, etc.) predisponen a infecciones en general, incluyendo las del oído.

Asimismo, ciertas condiciones ambientales pueden aumentar el riesgo de otitis: se ha observado que en épocas de clima cálido y húmedo (primavera y verano) los casos de otitis en gatos tienden a aumentar. El calor y la humedad crean un entorno propicio para que proliferen microorganismos en el oído.

Por otro lado, gatos con orejas muy peludas o conductos auditivos estrechos (por genética o raza) también retienen más suciedad y cerumen, favoreciendo la aparición de otitis.

Como vemos, la otitis puede tener un origen multifactorial. En muchos casos, varios de estos factores se combinan: por ejemplo, un gato con ácaros del oído puede a la vez desarrollar una infección bacteriana secundaria debido a la irritación, o un gato con alergia puede tener recaídas frecuentes.

Identificar la causa específica (o causas) de la otitis en tu gato es clave, ya que de ello dependerá el tratamiento adecuado.

Síntomas de la otitis en gatos

Los signos clínicos de otitis en gatos pueden variar en intensidad, pero en general resultan bastante evidentes para un tutor atento.

Tu gato no puede decirte con palabras que le duelen los oídos, pero su comportamiento y estado físico lo manifestarán.

Entre los síntomas más comunes de otitis felina se encuentran:

Rascado constante de las orejas

El gato se rasca o frota las orejas con la pata insistentemente, debido al picor o dolor en la zona afectada.

También puede restregarse la cabeza contra muebles o el suelo en un intento de aliviar la molestia.

Sacudidas frecuentes de la cabeza

Notarás que tu gato sacude la cabeza de lado a lado repetidamente, como si intentara expulsar algo de su oído. Esta es una señal típica de irritación auditiva.

Secreción y mal olor en el oído

La acumulación de cerumen anormal o de pus es un indicador de infección. Puede haber descargas auriculares de color marrón oscuro (a menudo asociadas a ácaros), amarillentas o verdosas (sugieren infección bacteriana), e incluso con vetas de sangre si hay ulceración.

Junto con la secreción suele presentarse olor desagradable que proviene del oído afectado.

Enrojecimiento e hinchazón

Al mirar la oreja y la entrada del canal auditivo, es posible que notes la piel enrojecida, inflamada o caliente al tacto. El pabellón auricular puede verse irritado y dolorido.

En casos avanzados, el rascado y la inflamación pueden provocar lesiones cutáneas o incluso un otohematoma (acumulación de sangre bajo la piel de la oreja por ruptura de vasos, haciendo que la oreja se hinche como un globo).

Dolor y sensibilidad al tacto

Un gato con otitis suele sentir dolor en el oído. Puede que se queje (maúlle) o intente alejarse cuando le tocas cerca de las orejas.

Algunos gatos mantienen la oreja afectada baja o ladeada por la molestia.

Inclinación de la cabeza

Si la infección es severa o ha afectado el oído interno, el gato podría inclinar la cabeza constantemente hacia el lado del oído enfermo.

Este síntoma indica un problema de equilibrio o dolor intenso y requiere atención inmediata.

Pérdida de audición

Puede manifestarse como que el gato no responde como antes a ciertos sonidos o a su nombre, se muestra más distraído, o se sobresalta solo cuando lo tocan (porque no te oyó acercarte).

La disminución auditiva sucede especialmente en casos de otitis media/interna o cuando el canal está muy bloqueado por secreciones.

Cambios de comportamiento y apetito

El dolor crónico puede hacer que el gato esté irritable, agresivo o apático. Algunos se esconden más de lo habitual o evitan el contacto.

Incluso podrían dejar de comer por las molestias y el estrés que les genera la infección.

Ten en cuenta que no todos estos síntomas aparecen juntos en todos los casos. Por ejemplo, en otitis incipientes podrías notar solo aumento de cerumen y algo de picor, mientras que en casos avanzados verás varios signos combinados.

Ante cualquiera de estas señales, es importante acudir al veterinario lo antes posible.

Un profesional podrá confirmar el diagnóstico de otitis (ya que otros problemas, como ácaros sin infección secundaria, cuerpos extraños o dermatitis en la oreja, pueden causar síntomas similares) y determinar la causa exacta para tratarla adecuadamente.

Recuerda que una otitis no tratada puede volverse crónica y causar complicaciones mayores, por lo que no conviene demorar la consulta.

Diagnóstico veterinario de la otitis

Cuando lleves a tu gato al veterinario con sospecha de otitis, el veterinario realizará varios pasos para diagnosticar el problema y orientar el tratamiento:

  • Historia clínica: Primero, hará preguntas sobre los síntomas que has observado, desde cuándo los presenta tu gato, si ha tenido otitis previamente, si ha estado en contacto con otros animales, si ha recibido baños recientes o limpiadores, etc.

  • Examen físico y otoscopia: El veterinario examinará la oreja externa y palpará la zona para detectar dolor, engrosamiento de la piel o secreciones visibles. Luego, con un otoscopio (instrumento con luz para ver dentro del oído) inspeccionará el canal auditivo del gato.

  • Citología o examen microscópico: Es común que el veterinario tome una muestra en el oído para observarla al microscopio. Esta citología permite identificar si hay levaduras, bacterias o ácaros presentes en la muestra.

  • Cultivo bacteriano y pruebas adicionales: Si la infección parece muy severa, el veterinario puede enviar una muestra a cultivar en laboratorio para determinar el tipo exacto de bacteria y qué antibiótico la elimina mejor (antibiograma).

  • Evaluación general: Dado que la otitis a veces es secundaria a otros problemas (alergias, enfermedades sistémicas), el veterinario también revisará el estado general del gato.

En la mayoría de los casos, estos procedimientos diagnósticos se realizan sin necesidad de sedación, a menos que el dolor sea tan intenso que el gato no permita la examinación, o que haya que remover un cuerpo extraño delicadamente.

Una vez recopilada toda la información, se podrá identificar la causa de la otitis y evaluar la severidad.

Los expertos destacan que la detección temprana y el tratamiento oportuno previenen obstrucciones del canal y la propagación de la infección, mejorando el pronóstico y reduciendo recurrencias.

Cómo tratar la otitis en gatos

El tratamiento de la otitis en gatos debe ser indicado por un veterinario, ya que dependerá de la causa identificada y de la gravedad del caso. ¡No se recomienda tratar la otitis por cuenta propia en casa sin diagnóstico veterinario!

Aplicar remedios caseros o medicamentos al azar puede empeorar la situación o enmascarar el problema.

Una vez que el veterinario haya determinado la causa, el plan de tratamiento típicamente incluye uno o varios de los siguientes pasos:

Limpieza profunda del oído

Es el primer paso fundamental. El veterinario o su equipo realizará una limpieza del canal auditivo para retirar el exceso de cerumen, secreciones, suciedad y, en su caso, eliminar parásitos visibles o cuerpos extraños.

Esta limpieza permite aliviar al gato inmediatamente de parte de la molestia y también es necesaria para que cualquier medicamento que se aplique después pueda penetrar bien y hacer efecto.

A veces, si el oído está muy inflamado o duele mucho, puede requerirse una sedación suave del gato para hacer la limpieza a fondo de manera segura.

Tras la limpieza inicial en la clínica, el veterinario te explicará cómo mantener el oído limpio en casa, posiblemente indicándote usar un limpiador ótico específico y la frecuencia de aplicación.

Tratamiento tópico (gotas óticas)

Después de limpiar, casi todos los gatos con otitis necesitan medicación tópica en el oído. El veterinario recetará gotas óticas formuladas para tratar la causa identificada.

Muchas de las gotas comerciales son de amplio espectro, es decir, combinan varios componentes: un antiinflamatorio (corticoide) para bajar la inflamación y el picor, uno o más antibióticos para eliminar bacterias, un antifúngico para controlar levaduras/hongos, e incluso antiparasitarios si es necesario.

Por ejemplo, en caso de ácaros, existen gotas específicas acaricidas o se puede optar por pipetas spot-on (tópicas en la nuca) que eliminen los parásitos. Si hay bacterias, las gotas llevarán antibiótico apropiado; y así sucesivamente.

Es vital seguir exactamente las indicaciones de frecuencia y duración del tratamiento: por lo general las gotas se aplican a diario por 1 a 2 semanas, según indique el veterinario.

No debes suspender el medicamento antes de tiempo aunque tu gato mejore, ya que la infección puede reaparecer o hacerse crónica.

Medicamentos sistémicos (oral o inyectado)

En casos de otitis moderada a grave, o cuando la infección ha traspasado el tímpano (otitis media) o existe mucha inflamación y dolor, el veterinario también puede recetar medicación oral o inyectable.

Esto puede incluir antibióticos sistémicos (que actúan desde el interior del organismo) si la infección bacteriana es muy severa o hay otitis media/interna, antiinflamatorios/corticoesteroides para controlar la inflamación y el dolor, e incluso analgésicos para aliviar el sufrimiento del gato.

Estos tratamientos sistémicos suelen complementarse con las gotas locales.

Tratamiento de la causa subyacente

Si la otitis es consecuencia de otro problema, este debe abordarse para evitar recaídas.

Por ejemplo, si se detectaron ácaros, habrá que tratar a todos los animales del hogar que pudieran tenerlos, y quizás repetir la medicación al cabo de unas semanas para eliminar cualquier huevo restante.

Si la causa es una alergia, el veterinario podrá recomendar cambios en la dieta o medicamentos para controlar la alergia a largo plazo.

Si se encontró un pólipo o tumor, posiblemente se necesite cirugía para removerlo.

Cualquier factor predisponente (como humedad crónica, exposición a irritantes, etc.) deberá corregirse en la medida de lo posible.

Control y seguimiento

Tras el tratamiento inicial, es probable que el veterinario programe una visita de revisión. En esa cita de control, examinará de nuevo el oído del gato para asegurarse de que la infección ha desaparecido por completo y que no quedan residuos ni inflamación.

A veces se repite una citología para confirmar que ya no hay microorganismos anómalos.

Este seguimiento es importante, ya que, si la otitis no se ha resuelto del todo, podría reiniciarse; y si todo está limpio, se da de alta al paciente.

En casos muy severos o crónicos, cuando las estructuras del oído han sufrido daños irreversibles o la infección no cede con tratamientos convencionales, se podrían considerar procedimientos quirúrgicos.

Una cirugía drástica es la ablación total del canal auditivo (extirpación del canal auditivo externo), que elimina la fuente de infección y dolor cuando ya nada más funciona.

También existe la opción de una osteotomía de bulla (abrir y limpiar el oído medio) en otitis medias persistentes, o la resección lateral del canal (abrir el canal para facilitar la ventilación y drenaje).

Estas cirugías son el último recurso, y por fortuna, la gran mayoría de otitis felinas se resuelven con tratamiento médico si se atienden a tiempo.

Sin embargo, es útil saber que existen soluciones quirúrgicas para esos casos excepcionales en que un gato sufre otitis crónica dolorosa que no responde a otro tratamiento.

A tener en cuenta: No hay que olvidar que tratar una otitis puede implicar consultas veterinarias, exámenes, medicamentos e incluso procedimientos más complejos si la infección progresa. Estos gastos pueden ser un desafío inesperado para muchos tutores. Contar con un seguro de mascotas como el de Cacttus brinda tranquilidad, ya que ayuda a cubrir gran parte de los costos veterinarios y permite enfocarse en lo más importante: el bienestar y la pronta recuperación de tu gato.

Medidas de prevención

Si bien no siempre se puede evitar al 100% que un gato desarrolle otitis, existen medidas preventivas y de cuidado que reducen significativamente el riesgo de que ocurra, o de que se repita tras un tratamiento exitoso:

  • Higiene regular de los oídos (sin excesos): Revisa las orejas de tu gato periódicamente (por ejemplo, una vez a la semana) para asegurarte de que estén limpias, sin exceso de cerumen, suciedad ni mal olor.

  • Control de parásitos externos: Dado que los ácaros son la causa principal de otitis felina, mantener a tu gato protegido contra parásitos es fundamental. Existen pipetas antipulgas y antiparasitarias de amplio espectro que también previenen y eliminan los ácaros del oído.

  • Secar bien las orejas: Si bañas a tu gato o si se moja bajo la lluvia, asegúrate de secar sus orejas por fuera y lo más que puedas en la entrada del canal auditivo.

  • Cuidado con objetos extraños y ambientes seguros: Evita que tu gato juegue en zonas con materiales que fácilmente puedan meterse en sus orejas.

  • Atención a las alergias y dieta saludable: Mantén a tu gato con una dieta equilibrada y de calidad, que favorezca su sistema inmunológico y salud de la piel.

  • Chequeos veterinarios periódicos: Lleva a tu gato al veterinario al menos una vez al año para un examen general. Estas visitas preventivas pueden detectar problemas en etapas tempranas, antes de que se desarrollen infecciones graves.

Mantener las defensas al día: Vacunas al día, control de otras enfermedades (como inmunodeficiencia felina, etc.) y reducir el estrés en el hogar ayudan a que tu gato tenga un sistema inmunológico fuerte.

Puppy peeking over footer
Cacttus Logo

Seguros con sentido ❤️

InstagramFacebookTikTok

Contacto

Descargar Cacttus

Descarga la app para hacer reembolsos, pedir asistencia veterinaria online, ganar beneficios y mucho más.

Descargar en App StoreConseguir en Google Play

© 2025 Cacttus - Hecho con amor ❤️