Como cuidador o dueño de un gato, es fundamental que estés atento a la salud de tu compañero felino, y uno de los aspectos clave es su temperatura corporal. Al entender cuál es la temperatura normal de un gato y qué signos pueden indicar fiebre o hipotermia, podrás actuar rápidamente si algo no anda bien.
Cuál es la temperatura normal de un gato
La temperatura normal de un gato se encuentra en un rango ligeramente superior al de los humanos.
Mientras que tu temperatura corporal está alrededor de los 37°C, la de un gato sano oscila entre 38°C y 39.2°C. Este rango de temperatura es ideal para mantener sus funciones corporales en equilibrio.
Un gato cuyo cuerpo se encuentre fuera de este rango podría estar mostrando síntomas de enfermedad o de algún tipo de malestar que amerite atención.
Cómo medir la temperatura de un gato
Existen diferentes maneras de medir la temperatura de tu gato, pero la más precisa es a través de un termómetro rectal.
Aunque este método puede ser un poco incómodo tanto para ti como para tu mascota, es el que garantiza una lectura fiable.
También puedes usar un termómetro de oído diseñado específicamente para animales, aunque suele ser menos preciso que el rectal.
Para medir la temperatura, es importante que tu gato esté calmado. Si tienes dudas sobre cómo hacerlo, siempre puedes acudir a tu veterinario.
Qué pasa si la temperatura está fuera de lo normal
Si notas que la temperatura de tu gato está fuera del rango normal, esto puede ser un indicativo de algún problema de salud.
Tanto las altas como las bajas temperaturas pueden ser peligrosas.
Fiebre en gatos: temperatura elevada
Cuando la temperatura de tu gato supera los 39.2°C, es posible que esté sufriendo de fiebre.
Los gatos, al igual que los perros, pueden desarrollar fiebre como respuesta a una infección, inflamación o enfermedad.
Algunos de los síntomas que los dueños pueden notar incluyen letargo, pérdida de apetito y una tendencia del animal a buscar lugares cálidos.
Además, es común que el pelaje de tu gato se vea menos cuidado o más desordenado, ya que los felinos con fiebre suelen reducir su acicalamiento.
Si sospechas que tu gato tiene fiebre, lo mejor es tomar la temperatura rectal (debe estar entre 38 y 39.2 °C) y acudir al veterinario para una evaluación más detallada lo antes posible.
Los veterinarios podrán realizar pruebas adicionales para identificar la causa subyacente y recomendar el tratamiento adecuado.
Hipotermia en gatos: temperatura baja
Por otro lado, si la temperatura de tu gato está por debajo de los 38°C, podría estar sufriendo de hipotermia.
Esta condición suele presentarse cuando el gato ha estado expuesto a bajas temperaturas por un período prolongado o si está sufriendo de alguna condición médica que afecte su regulación térmica.
Los síntomas de hipotermia incluyen:
- Temblores
- Piel fría al tacto
- Respiración lenta
- Letargo extremo
La hipotermia puede ser muy peligrosa, y en casos graves, incluso mortal.
Si crees que tu gato está sufriendo de hipotermia, debes calentarlo poco a poco y buscar atención veterinaria de inmediato.
Qué factores afectan la temperatura de un gato
Diversos factores pueden influir en la temperatura corporal de tu gato y aquí se detallan algunos de los más comunes:
Enfermedades e infecciones: Como mencionamos antes, una de las principales razones por las que un gato puede tener fiebre es debido a una infección o enfermedad.
Bacterias, virus o incluso parásitos pueden desencadenar una respuesta febril en el cuerpo de tu mascota.
En estos casos, el aumento de la temperatura es un mecanismo de defensa del organismo para combatir el agente infeccioso.
Estrés: El estrés también puede causar cambios en la temperatura de un gato. Cuando un felino se encuentra en una situación de estrés o ansiedad, su temperatura corporal puede aumentar ligeramente.
Aunque este aumento no suele ser tan significativo como para ser considerado fiebre, es un dato importante a tener en cuenta, sobre todo si tu gato ha estado expuesto a situaciones que le generan ansiedad, como un cambio de hogar o la llegada de nuevos animales.
Actividad física: La actividad física intensa también puede elevar temporalmente la temperatura de tu gato.
Si tu gato ha estado corriendo o jugando mucho, es normal que su temperatura suba un poco, pero debería volver a los niveles normales después de un período de descanso.
Cuándo acudir al veterinario
Como cuidador o dueño de un gato, es vital que estés atento a cualquier signo de que su temperatura no es la adecuada.
Si observas síntomas como letargo, temblores, respiración rápida o lenta, o cualquier cambio significativo en su comportamiento, es una señal de alarma.
En caso de fiebre, si la temperatura de tu gato supera los 39.5°C y persiste durante más de 24 horas, o si baja de los 37.5°C, debes llevarlo al veterinario.
Ellos podrán realizar un examen físico y otras pruebas para identificar la causa y sugerir el tratamiento adecuado.
Cómo ayudar a regular la temperatura de tu gato
Como cuidador, puedes ayudar a mantener la temperatura de tu gato en los niveles óptimos.
Aquí se muestran algunas recomendaciones:
- Proporciona un ambiente cálido: Asegúrate de que tu gato tenga un lugar cálido y cómodo donde pueda refugiarse, especialmente en invierno.
- Evita la exposición prolongada al sol o calor extremo: En los meses más cálidos, asegúrate de que tu gato tenga acceso a agua fresca y sombra.
- Monitorea los signos de fiebre o hipotermia: Conocer el comportamiento habitual de tu gato te permitirá identificar cualquier cambio que pueda estar relacionado con un problema de temperatura.
- Consulta regularmente al veterinario: Las visitas periódicas al veterinario te ayudarán a detectar cualquier problema de salud antes de que se convierta en algo más grave.
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