Panleucopenia Felina: Todo lo qué Debes Saber

Panleucopenia Felina: Todo lo qué Debes Saber

Por Ana Fernandez
12 diciembre, 2025
6 min de lectura

¿Qué es la panleucopenia felina y cómo se contagia?

La panleucopenia felina, también llamada enteritis infecciosa o moquillo felino, es una patología viral causada por el parvovirus felino (FPV), conocido por su alta capacidad de contagio y su gravedad.

Este virus pertenece a la misma familia del parvovirus canino, aunque no se transmite entre especies, y representa una de las amenazas más graves para la salud de los gatos, especialmente los gatitos de entre 2 y 6 meses de edad o los no vacunados.

El término panleucopenia significa literalmente “disminución de todos los glóbulos blancos”, una de las alteraciones más características que provoca la infección, al atacar la médula ósea y debilitar el sistema inmunológico.

Además, el FPV destruye células del intestino delgado, lo que causa vómitos, diarrea, deshidratación y, en los casos más severos, la muerte del animal si no recibe tratamiento oportuno.

Un virus extremadamente resistente

El parvovirus felino se distingue por su alta resistencia en el ambiente. Puede sobrevivir más de un año en superficies, suelos o textiles, y soporta muchos desinfectantes comunes.

Según el European Advisory Board for Cat Diseases y otras entidades, solo productos como el hipoclorito de sodio, hidróxido de sodio o el peróxido de hidrógeno acelerado logran eliminarlo eficazmente.

Esta resistencia hace que los brotes sean difíciles de controlar, sobre todo en refugios, criaderos o colonias felinas, donde el virus puede permanecer activo incluso después de desinfectar de forma superficial.

Formas de contagio

La vía principal de transmisión es fecal-oral: un gato puede infectarse al entrar en contacto con heces, orina, saliva o vómito de un gato enfermo o portador del virus.

Sin embargo, el contagio también puede darse de forma indirecta, a través de fómites, es decir, objetos contaminados como:

  • Ropa, calzado o manos humanas.

  • Transportadoras, comederos, bandejas sanitarias o juguetes.

  • Mantas, jaulas o muebles donde estuvo un gato infectado.

Incluso los gatos que viven exclusivamente en interiores están en riesgo, ya que el virus puede ser transportado de la calle al hogar por los tutores sin que lo noten.

Dato importante: Un gato recuperado puede seguir eliminando el virus durante hasta 6 semanas después de su aparente recuperación, lo que significa que aún puede contagiar a otros felinos durante ese tiempo.

Transmisión en gatas preñadas y gatitos

Cuando una gata gestante contrae el virus, este puede atravesar la placenta e infectar a los fetos, causando abortos o malformaciones neurológicas.

Los gatitos infectados durante la gestación o los primeros días de vida pueden desarrollar hipoplasia cerebelosa, una condición que provoca temblores y falta de coordinación motora.

Aunque estos gatos no son contagiosos una vez superada la fase viral, las secuelas neurológicas son permanentes.

Una amenaza silenciosa, pero prevenible

La panleucopenia felina sigue siendo una enfermedad de alto impacto en Chile y en todo el mundo, pero también una de las más fáciles de prevenir gracias a la vacunación.

Organizaciones internacionales como la World Small Animal Veterinary Association (WSAVA) y la American Association of Feline Practitioners (AAFP) clasifican la vacuna contra el FPV como CORE, es decir, obligatoria y esencial para todos los gatos, incluso aquellos que no salen de casa.

Mantener el esquema de vacunación al día, junto con una correcta limpieza del entorno y aislamiento de nuevos animales, son las mejores defensas contra esta enfermedad devastadora.

Un seguro veterinario, como el de Cacttus, puede ser de gran ayuda para cubrir los gastos médicos y hospitalarios que esta enfermedad puede generar, especialmente si tu gato requiere consultas, exámenes, hospitalización o tratamientos intensivos.

¿Cuáles son los síntomas de la panleucopenia felina?

Los síntomas de la panleucopenia felina suelen aparecer de manera repentina y progresar con rapidez.

En muchos casos, los tutores notan primero un cambio de comportamiento, como falta de energía o desinterés por comer, antes de que surjan los signos más graves.

El virus afecta principalmente el sistema digestivo, inmunitario y nervioso, provocando una combinación de síntomas que pueden confundirse con otras enfermedades, lo que hace crucial una evaluación veterinaria temprana.

Síntomas iniciales

Durante las primeras 24 a 48 horas tras la infección, los gatos suelen presentar:

  • Fiebre alta, que puede superar los 40 °C

  • Letargo y abatimiento, el gato duerme más y evita moverse

  • Pérdida de apetito (anorexia)

  • Deshidratación leve (encías secas, pérdida de elasticidad en la piel)

Estos signos iniciales pueden parecer leves, pero marcan el comienzo de una fase crítica si no se actúa a tiempo.

Síntomas gastrointestinales

A medida que el virus avanza, destruye las células del intestino delgado, lo que genera:

  • Vómitos frecuentes, inicialmente espumosos o amarillos

  • Diarrea líquida, a veces con sangre o un olor muy fuerte

  • Deshidratación severa y pérdida de peso

  • Dolor abdominal (el gato puede encorvarse o quejarse al ser tocado)

Esta fase es la más peligrosa porque el cuerpo pierde líquidos y electrolitos rápidamente, lo que puede llevar a un shock hipovolémico si no se inicia tratamiento urgente.

Síntomas hematológicos y neurológicos

El parvovirus felino ataca la médula ósea, reduciendo drásticamente el número de glóbulos blancos (leucopenia). Esto debilita el sistema inmunológico y facilita infecciones bacterianas secundarias.

En gatitos recién nacidos, el virus también puede afectar el cerebelo, provocando:

  • Temblores o falta de coordinación (ataxia cerebelosa)

  • Movimientos torpes y dificultad para mantenerse en pie

Aunque estos síntomas neurológicos no son reversibles, los gatitos que sobreviven pueden llevar una vida normal con los cuidados adecuados.

Signos de alerta graves

Debes acudir de inmediato al veterinario si tu gato presenta:

  • Vómitos persistentes

  • Diarrea con sangre

  • Fiebre alta que no cede

  • Deshidratación evidente

  • Debilidad extrema o colapso

Diagnóstico de la enfermedad

Para confirmar la panleucopenia felina, el veterinario combina la observación de los síntomas con exámenes de laboratorio y pruebas que detectan el virus.

Dado que sus síntomas pueden confundirse con otras enfermedades gastrointestinales, como la gastroenteritis bacteriana o la infección por coronavirus felino, la confirmación diagnóstica es esencial para iniciar un tratamiento adecuado y aplicar medidas de aislamiento.

Evaluación clínica

El veterinario comienza con una historia clínica detallada, analizando factores como:

  • Edad del gato (los jóvenes son más propensos).

  • Estado de vacunación.

  • Presencia de otros gatos enfermos en el entorno.

  • Signos observados: fiebre, vómitos, diarrea, deshidratación o decaimiento.

A partir de la exploración física, suele sospecharse panleucopenia si el gato presenta fiebre alta, mucosas pálidas, abdomen doloroso y signos de deshidratación.

Análisis de laboratorio

  • Hemograma completo: Revela una disminución drástica de glóbulos blancos (leucopenia), característica del virus. En muchos casos, también se observan anemia y reducción de plaquetas.

  • Pruebas bioquímicas: Evalúan el grado de deshidratación y el estado de los órganos, detectando alteraciones en electrolitos, proteínas y enzimas hepáticas.

  • Análisis coproparasitológico: Ayuda a descartar parásitos intestinales que pueden causar síntomas similares.

Pruebas específicas de detección viral

Las pruebas más utilizadas son:

  • Test rápidos ELISA (antígeno parvoviral), similares a los empleados en perros. Se realizan con muestras de heces y proporcionan resultados en pocos minutos.

  • PCR (reacción en cadena de la polimerasa), que detecta directamente el ADN del virus, siendo la prueba más sensible y específica.

Aunque los tests rápidos pueden arrojar falsos negativos si la excreción viral es baja, su uso inmediato en clínica permite actuar sin demoras y tomar medidas de bioseguridad.

Confirmación post mortem (en casos fatales)

En los casos en que el gato fallece antes del diagnóstico definitivo, el análisis histopatológico del intestino y la médula ósea muestra lesiones características del FPV, lo que permite confirmar el brote y proteger a otros animales expuestos.

Tratamiento de la panleucopenia felina

Hasta la fecha, no existe un antiviral específico que elimine directamente el virus de la panleucopenia felina.

Por ello, el tratamiento se centra en el manejo de soporte intensivo, orientado a mantener la hidratación, controlar los síntomas y prevenir infecciones secundarias mientras el sistema inmunológico combate al virus.

Cuidados de soporte fundamentales

  • Fluidoterapia intravenosa: Es el pilar del tratamiento. Reemplaza las pérdidas de líquidos y electrolitos ocasionadas por los vómitos y la diarrea, previniendo el shock hipovolémico. En casos leves, puede optarse por fluidoterapia subcutánea bajo supervisión veterinaria.

  • Antieméticos y protectores gástricos: Reducen los vómitos y alivian la irritación del tracto digestivo. Se emplean diferentes fármacos según indicación profesional.

  • Antibióticos de amplio espectro: No actúan sobre el virus, pero previenen o tratan infecciones bacterianas secundarias derivadas de la inmunosupresión.

  • Control de la temperatura corporal: Los gatos con panleucopenia pueden sufrir hipertermia o hipotermia, por lo que mantener una temperatura estable es clave para la recuperación.

  • Nutrición y monitoreo: La alimentación debe reintroducirse de forma progresiva. En casos graves, se recurre a nutrición asistida o sondas enterales.

Cuidados en casa y aislamiento

Durante la recuperación:

  • Mantén al gato en un ambiente tranquilo, cálido y limpio.

  • Usa guantes y desinfecta con cloro diluido (1:32) todas las superficies con las que tenga contacto.

  • No permitas el acceso de otros gatos hasta mínimo seis semanas después de su recuperación, para evitar nuevos contagios.

Dado que los casos de panleucopenia pueden requerir hospitalización y cuidados prolongados, contar con un seguro para mascotas, como Cacttus, puede ayudar a cubrir los costos veterinarios y actuar rápidamente sin comprometer la economía familiar.

Aunque la panleucopenia felina no tiene cura directa, la atención veterinaria temprana y el tratamiento de soporte intensivo marcan la diferencia entre la vida y la muerte del gato.

Prevenir sigue siendo la mejor estrategia: vacunar, aislar y desinfectar son las claves para mantener a tu felino sano y protegido.

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