Pancreatitis en Gatos: Causas, Síntomas y Tratamiento

Pancreatitis en Gatos: Causas, Síntomas y Tratamiento

Por Ana Fernandez
12 diciembre, 2025
6 min de lectura

¿Qué es la pancreatitis en gatos?

La pancreatitis en gatos es una enfermedad inflamatoria que afecta al páncreas, un órgano pequeño pero fundamental que cumple dos funciones principales: producir enzimas digestivas (función exocrina) y hormonas como la insulina (función endocrina).

Cuando este órgano se inflama, las enzimas que deberían activarse en el intestino delgado comienzan a hacerlo dentro del propio páncreas, provocando autodigestión, dolor e inflamación de los tejidos cercanos.

A diferencia de lo que ocurre en los perros, en los gatos la pancreatitis puede presentarse de forma más silenciosa.

En muchos casos, los síntomas son leves o inespecíficos, lo que dificulta su diagnóstico temprano.

Por ello, esta enfermedad suele detectarse cuando el gato ya ha perdido el apetito, está decaído o muestra signos digestivos persistentes.

Tipos de pancreatitis felina

En medicina veterinaria se reconocen dos formas principales de pancreatitis en gatos:

  • Pancreatitis aguda: aparece de manera repentina, generalmente asociada a una causa puntual (como un trauma, intoxicación, infección o reacción a medicamentos). Suele requerir tratamiento inmediato, ya que puede comprometer la vida del animal.

  • Pancreatitis crónica: es una inflamación persistente y de bajo grado que puede durar semanas o meses. Con el tiempo, causa daños estructurales irreversibles en el páncreas y puede estar relacionada con otras enfermedades, como la enfermedad inflamatoria intestinal o la colangitis felina, formando el conocido cuadro de “triaditis felina”.

¿Por qué ocurre la inflamación pancreática?

El mecanismo exacto aún no se comprende del todo, pero se sabe que la pancreatitis puede ser el resultado de múltiples factores combinados, incluyendo:

  • Enfermedades gastrointestinales o hepáticas previas.

  • Alteraciones metabólicas (como diabetes o hiperlipidemia).

  • Infecciones bacterianas o parasitarias, aunque son poco comunes en gatos.

  • Trauma abdominal o cirugías recientes.

  • Reacciones adversas a ciertos medicamentos.

  • Estrés y obesidad, que pueden agravar el riesgo de inflamación.

El carácter discreto de esta enfermedad hace que la pancreatitis en gatos se considere una patología subdiagnosticada.

A menudo, los felinos afectados no vomitan ni manifiestan dolor evidente, pero su comportamiento cambia: comen menos, duermen más y evitan el contacto.

Por ello, los veterinarios recomiendan prestar atención a cambios sutiles de apetito, peso o ánimo, especialmente en gatos adultos o mayores.

Detectarla a tiempo es clave para un tratamiento efectivo y para evitar complicaciones metabólicas como la diabetes mellitus o la lipidosis hepática.

Causas de la pancreatitis en gatos

La pancreatitis en gatos es una enfermedad de origen multifactorial, lo que significa que puede desarrollarse por diversas razones o una combinación de ellas.

En muchos casos, no se logra identificar una causa específica, pero la investigación veterinaria ha avanzado en descubrir los principales factores que la desencadenan.

El páncreas felino es particularmente sensible a desequilibrios metabólicos, enfermedades digestivas y procesos inflamatorios en órganos vecinos. Por eso, las causas suelen estar relacionadas con trastornos sistémicos más que con un solo evento aislado.

Principales causas y factores asociados

  • Enfermedades inflamatorias asociadas (Triaditis felina): Una de las causas más frecuentes es la llamada triaditis felina, una condición en la que se inflaman tres órganos al mismo tiempo: el hígado (colangitis), el intestino delgado (enfermedad inflamatoria intestinal) y el páncreas. Estas tres estructuras están anatómicamente conectadas, por lo que una inflamación en una puede extenderse fácilmente a las otras.

  • Trastornos metabólicos: Problemas como la diabetes mellitus, la hiperlipidemia (aumento de grasas en sangre) y la hipercalcemia (exceso de calcio) pueden alterar el metabolismo pancreático. Estos desequilibrios pueden activar las enzimas digestivas dentro del propio páncreas, generando daño inflamatorio.

  • Infecciones o parásitos: Aunque menos común que en perros, algunas infecciones bacterianas, virales o parasitarias (como Toxoplasma gondii) pueden afectar el páncreas. Estas infecciones suelen ser más graves en gatos con un sistema inmunitario debilitado.

  • Reacciones a medicamentos: Algunos fármacos pueden generar reacciones adversas en el páncreas. Entre ellos, ciertos antibióticos, diuréticos, corticosteroides o quimioterápicos. Por eso, siempre es importante informar al veterinario sobre cualquier tratamiento que el gato esté recibiendo.

  • Trauma o cirugía abdominal: Un golpe fuerte en el abdomen, una caída desde gran altura o una cirugía reciente en la zona abdominal pueden inflamar o dañar el páncreas, especialmente si el tejido sufre una reducción temporal del flujo sanguíneo.

  • Alimentación inadecuada y obesidad: Los gatos con sobrepeso o aquellos que consumen alimentos con alto contenido graso tienen un mayor riesgo de sufrir desequilibrios digestivos que pueden favorecer la inflamación pancreática. Aunque la relación directa entre dieta y pancreatitis no está completamente confirmada en gatos, mantener una alimentación equilibrada es clave para reducir riesgos.

Si necesitas más información acerca de la mejor dieta para tu gato puedes leer el artículo Qué Comen los Gatos: Y Cómo Alimentarlos en el blog de Cacttus.

Síntomas de la enfermedad

Los síntomas de la pancreatitis en gatos pueden ser muy variables y, en muchos casos, poco evidentes.

A diferencia de los perros, los gatos rara vez muestran vómitos o dolor abdominal de forma clara, lo que hace que esta enfermedad pase desapercibida durante días o incluso semanas.

Por ello, reconocer las señales tempranas es esencial para acudir al veterinario antes de que el cuadro se agrave.

Signos más comunes de pancreatitis felina

Los síntomas más frecuentes incluyen:

  • Pérdida del apetito (anorexia): uno de los signos más tempranos y persistentes.

  • Letargia o decaimiento: el gato duerme más de lo habitual, se muestra menos activo o evita interactuar.

  • Vómitos o náuseas: presentes en algunos casos, aunque no siempre.

  • Deshidratación: consecuencia del vómito o la falta de ingesta de agua.

  • Dolor abdominal: difícil de detectar, pero puede manifestarse como una postura encorvada o resistencia al ser cargado.

  • Fiebre o hipotermia: el gato puede tener temperatura corporal anormal.

  • Ictericia: color amarillento en las encías, ojos o piel, sobre todo si hay afectación hepática.

  • Pérdida de peso progresiva, especialmente en cuadros crónicos.

Estos síntomas no siempre aparecen juntos, y su intensidad depende del tipo de pancreatitis (aguda o crónica).

Comportamientos que pueden alertarte

Los gatos son expertos en ocultar el dolor, por lo que muchos tutores solo notan cambios sutiles en su conducta.

Algunos signos de alerta pueden ser:

  • Dejan de comer su alimento favorito o se alejan del plato.

  • Se esconden con mayor frecuencia o evitan el contacto.

  • Se acicalan menos, tienen el pelaje opaco o descuidado.

  • No usan el arenero con la misma regularidad.

Estos comportamientos, aunque parezcan menores, pueden ser las primeras pistas de una enfermedad pancreática o digestiva.

Cuándo acudir al veterinario

Debes consultar de inmediato si tu gato:

  • Lleva más de 24 horas sin comer.

  • Vomita varias veces seguidas o tiene diarrea persistente.

  • Se muestra apático, escondido o con signos de dolor.

  • Tiene las encías amarillas o el abdomen sensible al tacto.

La atención temprana mejora significativamente el pronóstico y reduce el riesgo de complicaciones como la lipidosis hepática, una enfermedad grave que puede surgir cuando un gato deja de comer durante varios días.

Diagnóstico y tratamiento de la pancreatitis en gatos

El diagnóstico y tratamiento de la pancreatitis en gatos requieren un enfoque integral, ya que esta enfermedad puede presentarse con síntomas sutiles y confundirse con otros trastornos digestivos o hepáticos.

La detección temprana y el manejo adecuado aumentan notablemente las probabilidades de recuperación y reducen el riesgo de complicaciones graves.

Diagnóstico de la pancreatitis felina

No existe una única prueba definitiva para confirmar la pancreatitis en gatos. Por ello, los veterinarios combinan observación clínica, análisis de laboratorio e imágenes diagnósticas para establecer el diagnóstico más preciso posible.

  • Examen físico y antecedentes clínicos: El veterinario evalúa signos como deshidratación, fiebre, ictericia o dolor abdominal. Además, preguntará sobre la dieta, episodios previos de vómito, cambios en el apetito o cirugías recientes.

  • Pruebas de laboratorio:

  • fPL o fPLI (lipasa pancreática felina): es la prueba más específica para detectar inflamación pancreática.

  • Análisis de sangre completo: permite evaluar enzimas hepáticas, niveles de glucosa, proteínas, bilirrubina y electrolitos.

  • Pruebas complementarias: como el hemograma o el perfil renal, ayudan a descartar enfermedades concurrentes.

  • Ecografía abdominal: Es una herramienta clave en el diagnóstico. Un ecografista experimentado puede detectar alteraciones en la forma, textura o ecogenicidad del páncreas, así como acumulación de líquido o cambios en los órganos vecinos. En casos más complejos, se pueden solicitar tomografías o incluso biopsias bajo anestesia.

Tratamiento de la pancreatitis en gatos

El tratamiento se centra en aliviar la inflamación, controlar los síntomas y mantener la función orgánica.

Cada caso es distinto, por lo que el veterinario adaptará el plan según la gravedad y la presencia de otras enfermedades.

Fluidoterapia y estabilización: La rehidratación intravenosa es fundamental para estabilizar al gato y corregir desequilibrios electrolíticos. En casos leves, puede bastar con hidratación subcutánea; en casos graves, se requiere hospitalización.

Control del dolor: El dolor pancreático puede ser severo y afectar el apetito. Los veterinarios emplean analgésicos opioides o multimodales, siguiendo las guías de manejo del dolor de la WSAVA (World Small Animal Veterinary Association), que recomiendan reevaluar al paciente de forma frecuente para garantizar su confort.

Antieméticos y control digestivo: Para evitar vómitos y náuseas, se utilizan diferentes fármacos. En algunos casos, se agregan protectores gástricos para aliviar la irritación estomacal.

Nutrición temprana y adecuada: Contrario a lo que se creía, el ayuno prolongado no es recomendable. Una vez que el gato tolera la comida, se debe ofrecer dieta baja en grasa y altamente digestible, en pequeñas porciones frecuentes. Si no puede alimentarse solo, se puede recurrir a sondas de alimentación esofágicas o nasogástricas para evitar la lipidosis hepática.

Tratamiento de enfermedades asociadas: Si la pancreatitis está relacionada con una triaditis felina (inflamación simultánea de hígado, intestino y páncreas), el tratamiento se amplía para controlar las tres afecciones. En casos seleccionados, se usan antibióticos o antiinflamatorios según los hallazgos clínicos.

Pronóstico y cuidados posteriores

El pronóstico depende de la gravedad y rapidez del tratamiento. En casos leves, la recuperación puede lograrse en pocos días. En cambio, las formas crónicas requieren seguimiento continuo, dieta especial y controles veterinarios regulares.

Los gatos que reciben atención oportuna suelen retomar su apetito y actividad normal dentro de la primera semana de tratamiento. Sin embargo, pueden presentarse recaídas, por lo que se aconseja mantener un plan de manejo preventivo y monitoreo médico cada ciertos meses.

Los tratamientos de pancreatitis pueden implicar hospitalización, ecografías, análisis especializados y medicamentos costosos. Por eso, contar con un seguro de mascotas, cómo Cacttus, puede marcar la diferencia: te permite afrontar los gastos veterinarios sin comprometer el bienestar de tu gato y acceder a atención médica oportuna cuando más la necesita.

Preguntas frecuentes sobre pancreatitis en gatos

¿La pancreatitis en gatos es contagiosa?

La pancreatitis no se transmite entre gatos ni a otros animales o personas. Es una inflamación interna causada por factores metabólicos o enfermedades asociadas, no por virus o bacterias contagiosas.

¿Qué tipo de comida se recomienda para un gato con pancreatitis?

Se recomienda una dieta baja en grasa, altamente digestible y con proteínas de alta calidad, preferiblemente en formato húmedo. El veterinario puede indicar alimentos terapéuticos específicos según el caso.

¿Se puede prevenir la pancreatitis en gatos?

No siempre es prevenible, pero ayudan estas medidas: mantener peso saludable y dieta balanceada, evitando comidas grasosas, “premios” en exceso o cambios bruscos de alimento y controles veterinarios regulares, entre otros.

¿Puede un gato con pancreatitis desarrollar diabetes?

En casos crónicos o severos, el daño al páncreas puede afectar las células productoras de insulina, lo que aumenta el riesgo de diabetes mellitus felina. Por eso, el monitoreo regular es clave.

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